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SABÁTICO

La diferencia entre una interacción y una relación es que en la primera se da un intercambio, un contacto, un trasvase de comunicación relevante, mientras que en la segunda, en la relación propiamente dicha esa interacción se fija en el tiempo pues se ha repetido de manera duradera y con un vínculo emocional añadido. Ya es una Relación. Esa relación puede conducirse por caminos positivos o por vericuetos nefastos. En los dos casos es clave la repetición de los patrones y mientras que las relaciones positivas nos mueven en espirales ascendentes de crecimiento o en horizontales de estabilidad, en las relaciones más patógenas la repetición se debe a la rigidez, ese pensar cuadriculado que nos puede cegar y acabar exaltando las emociones más negativas de malestar e impotencia. Esto último es lo que llamamos a veces una escalada simétrica o el viejo dicho de "hace falta un martillo más grande". Me viene ahora a la mente una escena de Los Simpson en que la familia acude a tera

BIOLENTOS

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Ahora que los animales andan sueltos y nosotros en nuestra madriguera, tal vez sea buen momento para seguir reflexionando sobre esta idea de la quietud y que al parecer ha dejado algo inquietos a algunos de los amigos y amigas de este blog. Esa inquietante quietud de la que hablaba requiere algunas matizaciones. Yo entiendo la quietud como ese estado en el que, por circunstancias externas o internas, nos vemos obligados y empujados o estimulados, a dejar de seguir nuestra actividad habitual con su conglomerado de rutinas, horarios, motivaciones y andanzas. La situación de confinamiento obligado es una buena muestra de esa quietud sobrevenida por circunstancias externas. En mi trabajo como terapeuta  a menudo las personas que piden ayuda han sido espoleadas por otras circunstancias: el reposo de un esguince que se alarga más de la cuenta, cuidar de una persona muy dependiente, quedarse sin trabajo, en el paro...Y ese nuevo escenario de quietud les ha hecho transitar hasta la inqu

UNA FIESTA LOCA TRÁJICA

Leí recientemente en el muy recomendable "Las Armas y las letras" de Andrés Trapiello (Ed. Destino) que en los caóticos primeros momentos de la guerra civil española el poeta Juan Ramón Jiménez, alarmado ante la mezcla de banderas, delaciones, exaltación, desfiles, fusilamientos, arengas... decía el de Moguer que en España se estaba viviendo una fiesta loca trájica (con jota por supuesto) No se me va de la cabeza esta expresión en estos días que vivimos donde del aplauso vecinal pasamos a los policías de balcón. Mañana se estrena en la televisón pública una serie en clave de comedia sobre las vivencias de la cuarentena. Ayer en el twiter comenté que me parecía muy inoportuno y me insinuaron que tal vez era un fascista por criticar al gobierno(¿?). Aquí no hay zahorí que valga que lo entienda. A los muertos se les llama héroes tal vez para no llamarlos muertos, y también son héroes los policías que hacen su trabajo, los conductores de autobús, los agricultores... no ganam

BIENVENIDA

Cuando me preguntan cuál es mi trabajo como psicólogo me gusta decir que es lo más semejante a un zahorí, un buscador de cosas que no se ven, un buscador de acuíferos, de vetas, de filones donde guardamos nuestros potenciales más hermosos, alguien que afirma que puede detectar cambios sutiles con su varilla en forma de Y. Eso es lo que me gustaría y lo que intento, pues no es nada fácil ya que requiere una enorme capacidad para escuchar lo silencioso, de lo que no se habla, lo que se entredice y sugiere. Un consultor en desarrollo organizacional es también un zahorí o aspira a serlo. El zahorí detecta primero y advierte después sobre la profundidad en la que se encuentra el hallazgo, pero compete al dueño del terreno el hacer la prospección y encontrar lo que tanto andaba buscando. De ahí mi empeño en entreverar lo psicológico con lo organizativo a pesar de las resistencias que aparecen a menudo. Habrá que valorar si el dueño del terreno ha pedido nuestros servicios como z