BIOLENTOS
Ahora que los animales andan sueltos y nosotros en nuestra madriguera, tal vez sea buen momento para seguir reflexionando sobre esta idea de la quietud y que al parecer ha dejado algo inquietos a algunos de los amigos y amigas de este blog. Esa inquietante quietud de la que hablaba requiere algunas matizaciones. Yo entiendo la quietud como ese estado en el que, por circunstancias externas o internas, nos vemos obligados y empujados o estimulados, a dejar de seguir nuestra actividad habitual con su conglomerado de rutinas, horarios, motivaciones y andanzas. La situación de confinamiento obligado es una buena muestra de esa quietud sobrevenida por circunstancias externas. En mi trabajo como terapeuta a menudo las personas que piden ayuda han sido espoleadas por otras circunstancias: el reposo de un esguince que se alarga más de la cuenta, cuidar de una persona muy dependiente, quedarse sin trabajo, en el paro...Y ese nuevo escenario de quietud les ha hecho transitar hasta la inqu